Independiente certificó su regreso a las competiciones internacionales. El 2-1 sobre Atlético Tucumán cerró la clasificación para la Copa Sudamericana, que en realidad ya tenía prácticamente asegurada, y le sirvió para mantener intacta la chance de meterse en la fase previa de la Libertadores, resultados ajenos mediante.
La disyuntiva alentó el estado de debate permanente que la afición del Rojo transita ya como una costumbre. La oportunidad de volver después de siete años al trofeo más querido por el club, el que le dio fama, trascendencia y gloria, resulta toda una tentación para buena parte de un público ávido por reverdecer los tiempos gloriosos, más allá de que una eliminación prematura en esa primera ronda lo dejaría una temporada más con las manos vacías de competición internacional.
Del lado de enfrente se sitúan quienes sostienen que dada la situación global de la institución, con un enorme pasivo acumulado y muy escasa liquidez para reforzar el plantel, resulta más sensato asegurar la participación en la fase de grupos de la Sudamericana. El caso de Kevin Lomónaco es, en ese sentido, un ejemplo perfecto: está...